14.3. Sabino Arana y el racial-nacionalismo vasco

La ideología racista irá impregnando al resto de países del entorno y se empleará en no pocas ocasiones para exaltar los nacionalismos más exacerbados. Un caso representativo lo tenemos en España con el nacionalismo vasco que no es sino una ideología racista provasca propuesta por Sabino Arana.
Arana nació en el seno de una acaudalada familia naviera propietaria de un astillero. Su padre fue un carlista, que participó en la tercera guerra carlista, en 1872 suministrando armas. Debido a la derrota, la familia Arana perdió gran parte de su posición económica.
En su breve vida, Sabino Arana dejó plasmada su ideología en 33 obras poéticas, 14 libros políticos y literarios y más de 600 artículos en prensa.
La raza, la sangre, el suelo y la lengua serán los elementos en los que Arana se apoyará para crear su “identidad de la raza vasca”. Si bien en muchos casos la identidad vasca se construirá en base a un profundo odio hacia todo lo que fuera español. En ese sentido le gustaba afirmar:

“Habéis mezclado vuestra sangre con la española o maketa, os habéis hermanado o confundido con la raza más vil y despreciable de Europa”. Sabino Arana

Ni la historia, ni las costumbres, ni el pensamiento, el arte o la religión española merecerán aprobación en Arana, para quien todo esto era el reflejo de una profunda inferioridad espiritual la cual habría pervertido el noble espíritu vasco. Su discurso populista aglutinaba las técnicas de oratoria de la época: Alusión a los mitos, al miedo a lo desconocido, hipérboles, metáforas, bipolaridad moral (buenos/malos; víctimas/asesinos; morales/inmorales, nosotros/ellos), ironía, refranes, simbología…

«La fisonomía del bizkaino es inteligente y noble; la del español inexpresiva y adusta. El bizkaino es de andar apuesto y varonil; el español, o no sabe andar (ejemplo, los quintos) o si es apuesto, es de tipo femenil (ejemplo, el torero). El bizkaino es nervudo y ágil; el español es flojo y torpe. El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras, y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos. El bizkaino es laborioso (ver labradas sus montañas hasta la cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas en absoluto de vegetación). (...) El bizkaino que vive en las montañas, que es el verdadero bizkaino, es, por natural carácter, religioso (asistid a una misa en aldea apartada, y quedaréis edificados); el español que habita lejos de las poblaciones, que es el verdadero español, o no sabe una palabra de religión, o es fanático, o es impío (ejemplos de lo primero en cualquier región española; de lo segundo entre los bandidos andaluces, que usan escapulario, y de lo tercero aquí en Bizkaya, en Sestao, donde todos los españoles, que no son pocos, son librepensadores). Oídle hablar a un bizkaino, y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si sólo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias.» (Sabino Arana, en Bizkaitarra, Bilbao, 7 de julio de 1895.)

La situación específica de la lengua vasca, que la lingüística había demostrado que no tenía raíces indoeuropeas, hizo presuponer en Arana la existencia de una raza especial que hubiera sido el origen de esta lengua. La raza se convertirá en la excusa para establecer la diferencia esencial entre el vasco y el español, aspecto que la antropología se ha encargado posteriormente en demostrar como falso.

«Pasemos a ver qué raza es la bizkaina. Ésta pertenece a la raza que habla la lengua llamada Euskera. Esta raza originalísima no es celta, ni fenicia, ni griega, ni latina, ni germana, ni árabe, ni se parece más que en ser humana a ninguna de las que habitan en el continente europeo, el africano, el asiático, el americano y las islas de la Oceanía. Está aislada en el universo de tal manera que no se encuentran datos para clasificarla entre las demás razas de la Tierra. Luego el bizkaino no es español por la raza.» (Sabino Arana, en Bizkaitarra, Bilbao, 16 de junio de 1895.)

Basándose en el concepto de decadencia de las sociedades enunciado por Gobineau y que tanta influencia estaba teniendo en el panorama intelectual europeo, Sabino Arana describirá a la raza vasca como una raza desgraciada por su contacto con el carácter español.

«Somos hijos de una raza desgraciada, somos miembros de una extraviada sociedad, y estamos en el deber de encaminar a su fin a la sociedad en que vivimos y de procurar la felicidad de la raza a que pertenecemos: y para encaminar a su fin a nuestro pueblo, hemos de enseñarle el único camino, y para que pueda conseguir su felicidad, hemos de mostrarle su actual desgracia y señalarle su causa. Y si publicamos la degradación del carácter español, es porque el euskeriano vea en su roce con ese pueblo la causa de su rebajamiento moral, y si afirmamos la independencia de nuestra raza, la afirmamos como necesaria e ineludible para evitar el mortal contagio y salvar a nuestros hermanos, a nuestra familia, a nuestra Patria.»
(Sabino Arana, en Baserritarra, Bilbao, 11 de julio de 1897.)





El odio hacia España se convertirá en Arana en la esencia de un programa político para su nacionalismo proeuskaldún, y de su plan independentista.

"El roce de nuestro pueblo con el español causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad. Y muerto y descompuesto así el carácter moral de nuestro pueblo, ¿qué le importa ya de sus caracteres físicos y políticos?»
«¿Qué es, pues, lo que respecto de la pureza de la raza se contiene en el programa nacionalista? Puede reducirse en los puntos siguientes:
1) Los extranjeros podrán establecerse en Bizkaya bajo la tutela de sus respectivos cónsules; pero no podrán naturalizarse en la misma. Respecto de los españoles, las Juntas Generales acordarán si habrían de ser expulsados, no autorizándoseles en los primeros años de independencia la entrada en territorio bizkaino, a fin de borrar más fácilmente toda huella que en el carácter, en las costumbres y en el idioma hubiera dejado su dominación.
2) La ciudadanía bizkaina pertenecerá por derecho natural y tradicional a las familias originarias de Bizkaya, y en general a las de raza euskeriana, por efecto de la confederación; y, por cesión del poder (Juntas Generales) constituido por aquéllas y éstas, y con las restricciones jurídicas y territoriales que señalara, a las familias mestizas euskeriano-extranjeras».


El uso del euskera unido a la pertenencia racial vasca serán los rasgos que definirán al vasco puro. Para Arana los “maquetos” eran la reencarnación de los males que aquejaban a la patria vasca. Este término despectivo es de origen prerromano (magüeto) y era usado en las provincias del norte de España como Cantabria y Asturias.

«Si nos dieran a elegir entre una Bizkaya poblada de maketos que sólo hablasen Euzkera y una Bizkaya poblada de bizkainos que sólo hablasen el castellano, escogeríamos sin dubitar esta segunda, porque es preferible la sustancia bizkaina con accidentes exóticos que pudieran eliminarse y sustituirse por los naturales, a una sustancia exótica con propiedades bizkainas que nunca podrán cambiarla,»
«Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñársela a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contacto con los españoles y evitar así el cruzamiento de las dos razas.»
«En Cataluña todo elemento procedente del resto de España lo catalanizan, y les place a sus naturales que hasta los municipales aragoneses y castellanos de Barcelona hablen catalán; aquí padecemos muy mucho cuando vemos la firma de un Pérez al pie de unos versos euzkericos, u oímos hablar nuestra lengua a un cochero riojano, a un liencero pasiego o a un gitano.»
«Les aterra el oír que a los maestros maketos se les debe despachar de los pueblos a pedradas. ¡Ah, la gente amiga de la paz...! Es la más digna del odio de los patriotas. »
«Conque, ¿es anti-español el Euzkera? Es la primera vez que lo oímos de labios maketos. ¡Ya lo sabéis, euzkaldunes, para amar el Euzkera tenéis que odiar a España! Así lo pensábamos nosotros; pero ahora es un español el que lo dice"...y del enemigo el consejo.»
« Si a esa nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intestina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con fruición y verdadero júbilo, así como pesaría sobre nosotros como la mayor de las desdichas, como agobia y aflige al ánimo del náufrago el no divisar en el horizonte ni costa ni embarcación, el que España prosperara y se engrandeciera.»

Inspirado en las teorías biológicas darvinistas, ensalza la especificad racial de los vascos, en contraposición a la de los españoles o maquetos, a quienes coloca al lado de los animales. De estos decía Arana que estaban menos evolucionados, más cercanos al mono que al prototipo humano representado en el vasco racial puro:

«Gran número de maketos parece testimonio irrecusable de la teoría de Darwin, pues más que hombres semejan simios poco menos bestias que el gorila: no busquéis en sus rostros la expresión de la inteligencia humana ni de virtud alguna; su mirada solo revela idiotismo y brutalidad.»{2}

A finales de 1889 escribe varios artículos literarios en los que habla de, lo que él llama, las “Cuatro glorias patrias”. Estas cuatro glorias consistían en cuatro batallas, las de Padura o Arrigorriaga, Gordexola o Gordejola, Ochandiano (1355) y Murguía (1480), libradas, según él, por los vizcaínos para rechazar las pretensiones de leoneses y castellanos de acabar con la independencia de su tierra. En realidad no existe ninguna documentación sobre la batalla de Padura, y probablemente se trata más de un hecho legendario. En cuanto a las otras tres “batallas”, fueron más bien escaramuzas o acciones militares confusas de escasa significación, fruto más bien de rivalidades señoriales vizcainas.
Funda en 1893 el periódico “Bizkaitarra”, que pronto se convertirá en el altavoz de sus ideas racistas por su estilo polémico y provocador. Con una tirada de unos 1.500 ejemplares y una periodicidad que llegó a ser semanal, se definía como “anti-liberal” y “anti-español”. Fundador, propietario, director y principal redactor del periódico, Sabino Arana presentaba en sus páginas un proyecto utópico, teocrático y racista del independentismo vasco, a diferencia del fuerismo regionalista vasco.

El pseudoreligiosidad pagana de Arana

Sabino Arana gustaba de oponer la catolicidad vasca, frente al fanatismo impío del español. El mismo decía que “España, como pueblo o nación, no ha sido antes jamás ni es hoy católica”.
En realidad Arana no era católico, sino que fue un mero oportunista que tomaba aquellos elementos de la Biblia que le convenían para su pensamiento. En concreto tan solo acude al Antiguo Testamento para tomar aquellos textos que se refieren a la raza de Israel y el pueblo elegido. Rechaza pues el Nuevo Testamento por considerar que la “raza vasca” al no haberse mezclado con la raza judía no había participado de la muerte de Cristo y por tanto estaba libre de pecado y no necesitaba la Redención de Cristo.
Al usar términos ambiguos de las sagradas escrituras y manejar a su capricho las ideas de Dios, Iglesia, pueblo elegido,… no es de extrañar que algunos católicos poco formados se dejaran influir por dichas ideas de violencia y exaltación racista que nada tenían que ver con la doctrina y la tradición de la Iglesia Católica. De hecho el apoyo de la Iglesia Católica al nacionalismo vasco siempre fue minoritario.
Una idea clave en la ideología de Sabino Arana es la interpretación mitológica que hace del origen del pueblo vasco. Mezcla una serie de teorías y leyendas cosmogónicas surgidas en el siglo XVI, en las que se explica el origen de la raza vasca como descendiente directo de un nieto de Noé (mito de Túbal). Según este mito, la lengua vasca fue traída directamente desde el paraíso por Tubal, preservando la pureza del idioma, a diferencia del castellano que habría sufrido mezclas con otras lenguas. Este hecho confería a los vascos la condición de pueblo elegido por Dios, con el valor añadido de no haber participado en la muerte de Cristo, como ocurrió con los judíos.
Con posterioridad el escritor romántico Joseph Agosti Xaho, de ideas anticlericales, sustituirá al Tubal bíblico por un ancestro llamado “Aitor”, con la intención de sustituir el “racial-catolicismo” de Arana, por un “racial-integrismo”.
Arana fue más allá de exponer sus ideas y de declarar a la raza vasca como superior entre las demás. Confeccionará un reglamento nacionalista que se resume en la máxima Jaun-Goskua eta Lagi-Zara (JEL), que significa “Dios y ley vieja”. En este lema se expresa su deseo de crear una nación basada en el odio a todo aquel que no sea vasco de pura raza, que no hable euskera, que no sea católico y que se interponga en la creación de la nueva nación.
El sistema político-racial-religioso aranista vendría a ser como una mezcla entre el nazismo de Hitler y un fanatismo religioso, cuyas ideas extremistas es muy probable que algo hayan sido inspiradas por los planteamientos expuestos por el dictador alemán.
La relación entre el nacionalismo vasco y el régimen nazi se demuestra por el hecho de que el primer lehendakari vasco, José Antonio Aguirre y Lukebe buscó en 1936 negociar un protectorado vasco dentro de la futura Europa nazi. Durante cuatro meses permaneció en Berlín buscando apoyo para la creación de una División Vasca al servicio del nazismo.
En el Euskadi Buru Batzar realizó un informe que respondía a las propuestas nazis sobre la “cuestión vasca”, en el que se puede leer:

"Por las relaciones que unen a Alemania y España creen los vascos que en general el triunfo de Alemania sería la consolidación del Régimen actual y por tanto de la desastrosa situación en que se encuentra en estos momentos el País Vasco.
Nosotros no compartimos esa opinión, porque creemos en el talento político de Führer, en su sagacidad, en su alto espíritu de comprensión y esperamos que en el ‘nuevo orden’ a establecer en Europa y particularmente en España, el problema vasco será tenido en cuenta:
1. Porque a Alemania le interesa la pacificación de España y no puede escapar a su recto sentido que no hay pacificación posible sin una solución favorable a los vascos.
2. Porque el problema vasco está íntimamente ligado al problema racial alemán y por tanto es lógico y natural esperar que el Führer lo acoja y lo resuelva con la mayor simpatía.
3. Porque nos damos perfecta cuenta de que las simpatías de Alemania en España están en decadencia, y por lo tanto es de extrema importancia para el Führer recoger y captar nuevas simpatías si no quiere perder toda su influencia en España."

En 1902, un año antes de su muerte, Sabino Arana se arrepintió de todo lo que hasta entonces había predicado y dio órdenes a su hermano Luis de que suprimiera el Partido Nacionalista Vasco, porque los vascos sólo podrían encontrar la felicidad dentro de España. Para ello fundó la Liga de Vascos Españolistas. Por supuesto, sus antiguos seguidores no le hicieron caso, porque había importantes intereses económicos en juego -especialmente, la explotación de los minerales de hierro de Vizcaya y su exportación a Inglaterra-, y había una burguesía floreciente muy interesada en no someterse al control legal ni fiscal, del poder del Estado español, y a la que la independencia les podría resultar muy rentable.

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